El sistema electoral estadounidense es bastante diferente al mexicano, no solo porque el país de las barras y las estrellas tiene únicamente dos partidos políticos y nosotros (de momento) seis a nivel nacional, sino porque además, en Estados Unidos no siempre gana quien recibe la mayor cantidad de votos ciudadanos.
El día de hoy se están realizando las elecciones presidenciales en Estados Unidos en donde Kamala Harris (Partido Demócrata) y Donald Trump (Partido Republicano) están contendiendo para llegar a La Casa Blanca.
Este ejercicio electoral es uno de los más cerrados en la historia reciente estadounidense, con un escenario muy similar al que se vivió en el 2016 cuando, a pesar de tener casi 3 millones de votos más que su contendiente, Hillary Clinton perdió las elecciones ante Trump.
¿Por qué si Clinton obtuvo más votos no ganó la presidencia?
En Estados Unidos se utiliza un sistema de voto indirecto, conocido como “Colegio Electoral”, en donde, de acuerdo al número de población, a cada estado se le asigna una cantidad de electores, y ese número de electores se le otorga al candidato que más votos reúne en el estado.
En esta ocasión, por ejemplo, California es el estado que más electores tiene con 54, mientras que la menor cantidad (3) la tienen los estados de Alaska, Delaware, Distrito de Columbia, Dakota del Norte, Dakota del Sur y Vermont.
Para poder ganar las elecciones presidencias un candidato debe reunir 270 de los 538 electores que hay en Estados Unidos.
Y aunque es raro, existe la posibilidad de ganar en el voto popular y al mismo tiempo perder la votación en el Colegio Electoral (ocurrió en el año 2000, 2016 y tres veces en el siglo XIX).
Por lo general, se proyecta al ganador la noche de las elecciones, cuando termina el conteo de los votos de los ciudadanos. Pero la decisión final viene con los votos del Colegio Electoral, a mediados de diciembre cuando los electores se reúnen en sus estados.