Con arena y piedras que junta a la orilla del mar, el hombre de 66 años realiza artesanías que lamentablemente no ha podido vender a falta de un permiso municipal
“Los adultos mayores aún podemos ser productivos, sólo necesitamos una oportunidad para salir a delante y ganar un poco de dinero”, expresó don Miguel, un artesano de 66 años que busca enseñar a ancianos como él a hacer artículos que puedan vender y conseguir recursos económicos que la mayoría de los adultos mayores en el país carecen.
Originario de Guadalajara, Jalisco, pero avecindado en Puerto Vallarta desde hace cuatro años, Miguel Sánchez Corona lamenta la situación que cientos de adultos mayores padecen en esta ciudad. Algunos por el abandono de sus familias y otros más por la falta de oportunidades.
Vallarta le inspiró
Sus obras están elaboradas con piedras que recoge del mar.
Pensionado del IMSS con ingresos mensuales de tan sólo mil 200 pesos, don Miguel sobrevive en la ciudad, la cual -asegura- le inspiró a realizar artesanías con base en arena y piedritas que él mismo recolecta a la orilla del mar.
“Me voy a la playa unos dos o tres días. Junto la arena y voy recogiendo piedrita por piedrita. No cualquiera, deben ser del mismo tamaño para poder formar paisajes o flores”, explica el hombre sentado en la jardinera ubicada frente a la alcaldía.
“Coloco la arena y las piedritas, las voy poniendo una a una para hacer los cuadros que luego cubro con un acabado transparente para que se vean bonitos”, añade don Miguel, al momento que se frota la cabeza cubierta de canas y se lamenta no poder vender sus cuadros.
Las técnicas que utiliza son diversas.
“Fíjese, tengo como unos 25 cuadros. Distintos todos, pero ninguno lo he podido vender, debido a que no me han dado un permiso”, platica el hombre, al momento que reflexiona. “Los adultos mayores aún podemos ser productivos, sólo necesitamos una oportunidad”.
El artesano tiene la firme convicción de que personas de su edad pueden salir adelante, ganar dinero y poder ser independientes, o al menos poder vivir con un poco de flexibilidad económica los últimos años de sus vidas.
“Algunos (adultos mayores), los que aún pueden caminar, trabajan como ‘cerillitos’ (ayudantes de caja en los supermercados), pero los que no, esos se quedan tristes al no poder hacer hago para ayudarse”, comenta el hombre al acomodarse los lentes.
Un taller y un permiso
Don Miguel asegura que llegar a Puerto Vallarta le inspiró a realizar este tipo de arte.
Don Miguel pretende enseñar a adultos mayores como él a hacer artesanías, mismas que podrían ser comercializadas y generar ingresos económicos para cada uno de los participantes del taller.
“Lo que quiero es que me apoyen, que pueda tener un espacio para poder enseñarle a las personas a hacer las artesanías. ¡Es muy fácil! Sólo es cuestión de tener un poco de creatividad y luego luego se vienen las ideas y al final queda muy bonito el cuadro”, expresa el tapatío al momento de que levanta la mirada y una sonrisa le ilumina el rostro.
A decir de don Miguel, durante la pasada administración acudió al Instituto de Cultura para poder obtener apoyo, pero se lo negaron. Luego acudió al DIF municipal y le hicieron dar varias vueltas y al final no obtuvo una respuesta favorable. “Hasta al INE fui, pero nada”, lamenta el hombre, quien asegura que al acudir a la Unidad Municipal Administrativa (UMA) para solicitar un permiso para vender sus artesanías en el Malecón, éste le fue negado.
Piedra por piedra es colocada hasta concluir los cuadros.
“Que aquí no los podría vender, me dijeron. Pero aquí (en el Malecón) venden de todo, pero nada hecho de Puerto Vallarta, mis cuadros tienen arena y piedritas vallartenses. ¿Qué más vallartense quieres?, en lugar de los globos y cosas de plástico que venden por aquí, eso no les llama la atención a los turistas”, expresa el hombre.
Don Miguel espera que se le de la oportunidad de crear un taller para poder enseñar a las mujeres y hombres de su edad a crear artesanías que puedan ser vendidas y obtener recursos económicos.
“Aquí en Puerto Vallarta las personas de mi edad no tenemos oportunidades, por eso quiero hacer mi taller y obtener el permiso para vender, así podríamos salir adelante y sentirnos útiles, productivos. Aún tenemos mucho por hacer”, manifestó.
El hombre espera que al conocer su proyecto, las autoridades o ¿por qué no?, la iniciativa privada, le ayude a ayudar a los adultos mayores, aquellas personas que aún pueden dar mucho más por la sociedad y que la sociedad misma le devuelva algo de los mucho que han dado a Puerto Vallarta.
