Ambos mandatarios han demostrado indiferencia a los llamados sociales y le ven la cara a los ciudadanos ‘maquillando’ temas cruciales, como la seguridad.
Así como en los perros hay razas, en los políticos hay clases y aunque la figura del político esté sumamente desgastada por las catástrofes históricas que nos han hecho vivir, todavía hay algunos que piensan que le ven la cara a la ciudadanía y lamentablemente para Puerto Vallarta, muy cerca tiene a 2.
El más lejano es Enrique Alfaro Ramírez, gobernador. El sujeto tiene uno de los egos más grandes que se recuerden en la política de Jalisco y su nula capacidad de reconocer los problemas que aquejan a la entidad ha generado incertidumbre y miedo en la ciudadanía.
En los últimos 30 días, en Jalisco, han encontrado más de 5 fosas clandestinas y, en su interior, centenares de bolsas con restos humanos. Solo en Zapopan, son 138 y como mínimo corresponden a 40 personas.
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por otro lado, Jalisco está en el top-5 de estados con más desapariciones forzadas. En lo que va del 2019, más de 3 mil reportes se han generado y la mitad de ellos siguen sin esclarecerse.
Pero Enrique Alfaro, fiel a su costumbre, declaró este martes que “Conocemos perfectamente la realidad en la que estamos parados y, justo por eso, quiero compartirles que hoy por la mañana, en la mesa del Consejo Estatal de Seguridad, corroboramos que vamos por buen camino”.
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¿Por qué negar lo evidente y, peor aún, pretender verle la cara a la gente que le entregó su confianza hace apenas 1 año?
Pero lo dramático para los vallartenses no se centra en el gobernador. Tenemos, en la silla más poderosa de la ciudad, a un personaje que navegó con disfraz de oveja mientras se afilaba los dientes en lo oscurito.
Arturo Dávalos es de la misma ‘calaña’ que su mentor Alfaro. Un político que tiene intereses económicos y patrimoniales que se apegan al poder y, por ello, se rehúsa a soltarlo, al grado de iniciar campañas a más de 2 años del plazo que determina la autoridad electoral.
Ambos políticos se empeñan en demostrar que la gente es lo menos importante de las cosas importantes en el municipio, es decir, los relegan para que se rasquen con sus uñas, pero los necesitan para promoverse a cambio de migajas.
Prueba de ello es la manifestación de los comerciantes de mercados de este martes; Arturo Dávalos no fue siquiera un poco empático para darles la cara y escucharlos, al contrario, envió al secretario general para apaciguar el tema.
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Tampoco dio la cara en la manifestación feminista, a pesar de que Puerto Vallarta tiene levantada la alerta de género desde 2017 por los numerosos feminicidios que se han registrado.
Dávalos ni siquiera estuvo durante las 48 horas de alerta por el huracán Lorena porque prefirió irse de macro puente a Guadalajara desde el jueves hasta el lunes.
Sin embargo, el mismo alcalde que decidió no dar la cara a los manifestantes, realizó, minutos después, un ‘recorrido de supervisión’ de las obras carreteras en Aralias y Playa Grande.
Cuando estas obras sean finalizadas y se haga un megaevento para inaugurarlas, volverá el Arturo oveja, agradable, empático, amable, ese que se fue hace mucho tiempo y que solo utiliza para su conveniencia.
¿Por qué le afectó tanto a Dávalos el poder de la silla que utiliza? ¿Le vas a seguir el juego para que te siga ninguneando? Lo dejo a tu consideración
