El presidente se sinceró y dijo que sintió tanto dolor, que se resignó a morir; fue la atención médica oportuna la que le salvó la vida.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se sinceró con la gente en su visita a Tlaxcala, y dijo que se resignó a morir en diciembre del 2013, cuando le dio un infarto, pero la oportuna atención médica fue la que lo salvó.

El presidente aseguró que el dolor que sintió que tal grande, que estaba resignado a perder la vida, sin embargo, llegó el especialista y pudo intervenirlo para salvarle la vida.

El contexto de esta remembranza de López Obrador se dio por el tema de la asignación de médicos cubanos en el sector salud de México y las críticas que esto ha generado.

Sin embargo, insistió el presidente que hacen falta especialistas en nuestro país y dijo que con la llegada de los cubanos, se van a terminar las carencias en las atenciones en los hospitales y centros de salud.