La trayectoria de Alberto Esquer Gutiérrez vuelve a colocarse bajo la lupa. De exdiputado panista, hoy figura clave de Movimiento Ciudadano y actual jefe de Gabinete del Gobierno de Jalisco, vuelve a protagonizar dudas sobre su lealtad política, alimentadas por sus recientes gestos de acercamiento a Morena y movimientos estratégicos en Puerto Vallarta.
La carrera del zapotlense ha estado marcada por saltos y acomodos. Antes de que el PAN lo impulsara como diputado federal por el Distrito 19, Esquer habría intentado acercarse al PRI, sin éxito. Fue Acción Nacional quien finalmente lo adoptó políticamente.
Sin embargo, en 2014 dio su primer gran giro: dejó el PAN para integrarse a Movimiento Ciudadano, donde rápidamente fue impulsado como candidato a la alcaldía de Zapotlán el Grande, cargo que ganó en 2015. Desde entonces, su ascenso dentro de MC fue constante: diputado local, luego diputado federal en 2018 y designado coordinador parlamentario de su bancada. Hoy, forma parte del círculo más cercano del gobernador Pablo Lemus.
Pero su historial de brincos vuelve a cobrar relevancia. La más reciente polémica estalló cuando Esquer asistió al informe legislativo de la diputada morenista Merilyn Gómez Pozos. No solo guardó silencio ante los duros ataques que ella y Ricardo Monreal lanzaron contra el gobernador Lemus; también le levantó la mano a la legisladora en señal de triunfo, una imagen que desató opiniones entre militantes emecistas.
A esto se suma que en Puerto Vallarta ya comenzó a posicionar a integrantes del grupo Vallarta en puestos clave, formando una estructura que podría servirle como plataforma para futuros movimientos dentro o fuera de MC.
Estas acciones con Morena y su reconfiguración en Vallarta alimentan la narrativa de un Esquer camaleónico, dispuesto a adaptarse al viento político. Para algunos, podría ser un estratega hábil; para otros, un camaleón cuya lealtad siempre está en duda.
