Dentro de los padecimientos que son provocados por estos artefactos destacan dificultad para respirar, tos seca, dolor de tórax y fatiga.
Estos riesgos, advertidos por estudios estadounidenses, desembocaron en una alerta sanitaria por parte de la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y un Aviso Epidemiológico por parte del Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica (Conave), el 21 de abril de 2017 y 25 de septiembre de 2018, respectivamente.
Denis Santiago, titular de la Comisión para la Protección de Riesgos Sanitarios de Jalisco (Coprisjal), señaló que en el Estado ya se trabaja para retirar aquellos dispositivos que no contengan etiquetado, pues no están prohibidos o regulados en la ley y se deben manejar como productos de tabaco.
Informó que este mes, en un recorrido a ocho establecimientos, se aseguraron 220, aunque hay quien los vende de manera clandestina en puestos móviles.
También adelantó que, junto con Cofepris, Jalisco ya busca que se hagan cambios en la ley general del tabaco para regular la venta, distribución y uso de los vapeadores.
Pese a que su fabricación y comercialización comenzó asociado a terapias para dejar de fumar, la comisionada, aseguró que su uso está lejos de ese objetivo y, al contrario, no hay pruebas científicas que lo sustenten como ayuda.
Indicó que, además de la nicotina, el líquido para el vapor contiene sustancias como glicerina vegetal, agua y saborizantes artificiales. Algunos otros hasta níquel, plata, acetona, y productos parecidos al anticongelante.
Por su parte, Ignacio Contreras, del Consejo Estatal Contra las Adicciones (Cecaj), informó que en la institución ya realizan campañas en escuelas y centros de salud con cartelones para advertir sobre los riesgos, además de estar pendientes de casos en México.