En política no existe la coincidencia. Mucho menos el olvido. En la política, la que se mueve con tensiones, silencios y mensajes cifrados, ni perdón ni olvido es la regla que define quién regresa, cuándo regresa y para qué. Y el retorno de Mirtha Villalvazo, la Mujer Valiente de Bahía de Banderas, no es la excepción: es un claro mensaje, un recordatorio de que ella sigue en el tablero pesé al juego planeado por el Gobernador de Nayarit para Héctor Santana.
El día de su reaparición pública no es casual: justo cuando arranca la efervescencia política en Nayarit, cuando comienzan los primeros movimientos rumbo a las candidaturas para la gubernatura, regresa Mirtha ante un juez de control, vinculada a proceso por presuntos delitos contra la administración pública. Un regreso áspero, pero también estratégico. Porque en política, incluso las derrotas procesales pueden convertirse en discursos de poder.
¿Se trata de un mensaje? ¿Mirtha le está hablando a Héctor Santana, o el mensaje va directo al gobernador Miguel Ángel Navarro, con quien rompió relaciones desde que ella no le permitió “meter las manos” en Bahía de Banderas?
La exalcaldesa enfrenta tres causas judiciales derivadas de señalamientos por ejercicio indebido de funciones, tráfico de influencias, fraccionamiento ilegal y enriquecimiento ilícito. Sin embargo, tres meses tiene la Fiscalía para probar los delitos, lo cuales, son decisivos ya que podrían sepultar su carrera o dejarla limpia, fortalecida y lista para reclamar espacio en 2027. Porque si resulta inocente, nadie dudará en que la veremos nuevamente en campaña.
Para entender este regreso, hay que mirar atrás. La ruptura entre Navarro y Villalvazo no fue menor. Atrás quedaron las fotos, los eventos públicos, la supuesta coordinación institucional. Cuando Mirtha pidió licencia para buscar la reelección, todo cambió: cateos, denuncias, órdenes de aprehensión. Quienes conocen la historia recuerdan que el gobernador no ocultaba su molestia porque Mirtha no cedía el control político del municipio. Y en política, negar espacios se paga caro.
El regreso de Mirtha Villalvazo, no es un tropiezo: es una jugada. Una pieza que vuelve al tablero cuando muchos creían que ya estaba fuera. Y vuelve justo cuando el clima político comienza a calentarse.
Porque en la política se rige una sola ley: no hay perdón, ni olvido, y mucho menos coincidencias políticas. Este regreso de la mujer valiente puede ser un claro mensaje de acto de supervivencia o un mensaje directo para quienes creen que ya tienen definida la gubernatura del estado.