Luego de pasar varias horas de espera para ser sometida a cesárea, una mujer perdió a su hijo; hoy, junto a su esposo y familia clama justicia
Por: Javier Frías. A través del movimiento #JusticiaParaEliot, Maciel Miranda y Abraham González buscan crear conciencia entre los médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y hacer que la gente no se quede callada ante los hechos de negligencia que se presentan en la Clínica 42 de esta ciudad.
El joven matrimonio originario del estado de Michoacán, pero avecinados en Puerto Vallarta de hace años, perdieron la esperanza de que su primera y única hija tuviera un hermanito.
Se concreta un anhelo
A mediados del mes de noviembre de 2016, Maciel y Abraham vieron concretado el sueño de ver crecer su familia, ya que tras unos estudios clínicos a los que se sometió la joven de 26 años, supieron que serían padres de nueva cuenta, luego de dos años de haber procreado su primer y única hija.
Luego de confirmar su embarazo, Maciel acudió a consultas médicas en las clínica No. 179 del IMSS, ubicada en la colonia Palmares del Progreso.
Durante las primeras semanas de gestación la joven acudió a sus chequeos rutinarios, pues en su anterior embarazo que culminó en un parto por cesárea, ella padeció de Trombocitopenia, un síndrome caracterizado por la disminución en el número de plaquetas (trombocitos) derivado de una deficiencia de la médula ósea para producir estas células sanguíneas.
El temor latente
Ya en el mes de enero de 2017, Maciel fue canalizada a la Clínica No. 42 del Seguro Social, ubicada en la avenida Francisco Medina Ascencio, de esta ciudad, donde durante los siguientes meses es sometida a análisis clínicos para conocer el nivel de plaquetas.
En un primer muestreo realizado en el mes de marzo, la joven presenta niveles óptimos, pero al paso de los meses éstos bajan, por lo cual es sometida a tratamientos médicos para mejorar esta situación.
Maciel siempre alertó a los médicos que la trataban acerca de que le preocupaban sus niveles de plaquetas, pues no quería poner en riesgo su integridad, así como la del hijo que con tanto anhelo esperaba.
“Ahí (en su primer parto) estuve en riesgo, por eso no quería que se volviera a suscitar con este bebé”, expresó la joven.
Siempre -asegura- los médicos que la trataban le decían que seguirían realizándole estudios “y si necesitaba las plaquetas, me las iban a pedir”. Incluso -añade- ella contaba con tres donadores de sangre que le pidieron en el Seguro Social.

“Que no vuelva a pasar esto (…) que vean que son vidas las que están en sus manos”, exige Maciel Miranda. Fotos: Vallarta Independiente
Algo anda mal
A finales de mayo, Maciel recibió una noticia que la desconcertó. La ginecóloga que la atendió le informó que padecía de RCIU (Restricción del Crecimiento Intrauterino), que se caracteriza por un peso y tamaño menor del bebé, a la media que debería presentar respecto a las semanas de embarazo.
Ya para la segunda semana de junio, tras un nuevo ultrasonido, otro ginecólogo le dijo que ya no había problema, que el bebé venía bien y que se estaba desarrollando correctamente. Fue entonces que le dijeron que la posible fecha de parto sería el 26 de junio.
Ya llegada la fecha y con 40 semanas de gestación, la mañana de ese lunes 26, Maciel comenzó a sentir dolores de parto, por lo cual acude de inmediato al área de urgencias de la clínica No. 42, donde tras una exploración le indican que aún no estaba lista para el parto, ya que no presentaba la dilatación cervical suficiente, “que me regresara a la casa y que acudiera sólo si presentaba sangrado, más dolor o rompimiento de la fuente.” Y así fuel. La joven regresó a su hogar y volvió el martes 27, tras padecer toda la noche los dolores de parto.
La historia se repitió los dos días siguientes, luego del chequeo y poca dilatación, la mujer era regresada a su casa, ya que los médicos le decían que ella y el bebé estaban bien, pero que aún no llegaba la hora.
Comienza el calvario
Por la mañana del jueves 29 de junio, la mujer volvió a acudir al área de urgencias de la clínica, donde un médico, tras realizarle un ultrasonido, le dijo que el bebé “venía chiquito”, pero ella le explicó al ginecólogo que en anteriores ocasiones le habían dicho eso y que posteriormente le decían que “todo estaba bien.”
A pesar de presentar entre 4 y 5 centímetros de dilatación, la mujer no fue internada. “Me dijeron que regresara en tres horas para poder ya pasarme a toco (el área de Tocoginecología)”, en tanto el médico preparaba toda la papelería necesaria para ello.
Siendo las 4:00 de la tarde, Maciel regresó al IMSS, pero ya otra ginecóloga la atendió, pues había sido el cambio de turno. La médico, le indicó que no tenía la dilatación necesaria para el parto. “Incluso me dijo que podía aliviarme hasta la siguiente semana”, explicó.
Al insistir que el anterior médico le había indicado que ya la iban a hospitalizar, la doctora accedió a su ingreso, que para ello le iban a suministrar “medicamento” para acelerar el parto.
Ya en el área de Tocoginecología, alrededor de las 6:00 de la tarde le suministraron el “medicamento”. Se cree que fue oxitocina, una hormona que tiene la propiedad de provocar contracciones uterinas con el fin de inducir el parto.
A partir de ese momento, la mujer comenzó a sentir dolores de mayor intensidad y frecuencia, pero pasaron las horas y ella permanecía en cama, sin que nadie la fuera a revisar, a pesar de que en el área -dice- había tres doctores “pasantes”, tres enfermeras “pasantes”, una enfermera de planta y la ginecóloga.
Ya siendo las 8:00 de la noche, con el cambio de turno, acudió otra ginecóloga, a la cual describe como “chaparrita, de pelo negro-largo y pestañas postizas”, así como otro ginecólogo “de pelo cano y bigote. Complexión llenito.”
A las 10:00 de la noche, un médico “pasante” la volvió a revisar, pero en ese momento Maciel preguntó por los resultados de sus estudios para conocer el nivel de sus plaquetas. Por lo que recibió por respuesta un “ahorita lo checo.” De la misma manera preguntó por sus plaquetas, “que si ya estaban mis plaquetas. Me dijeron: Sí, ahorita mando pedir sus plaquetas.”
Ya cerca de la medianoche, regresó la ginecóloga “y me hizo un tacto profundo”, por lo cual detecta que había en los guantes de la médico una sustancia mucosa de color amarillo.
Fue entonces -relató Maciel-, la doctora les dijo a los demás médicos. “Saben que esto indica que se le rompió la fuente. ¿A qué hora se le rompió?” Al no obtener una respuesta, la doctora dijo: “Yo no fui, yo no fui. Y tiró el guante”.
De inmediato Maciel sintió que la fuente se le había roto y le dijo a la doctora, pero tuvieron que pasar tres horas para fuera intervenida.
Alrededor de la 1:30 de la mujer fue revisada, así como el bebé, mismo que presentaba una frecuencia cardiaca buena. Fue entonces que le pidió al otro ginecólogo que le realizará la cesárea, por lo que éste le respondió que no era viable, debido al nivel bajo de sus plaquetas.
#JusticiaPara Eliot es un movimiento con el cual Maciel y Abraham buscan concientizar a los médicos y también a los pacientes acerca de lo que está sucediendo en la Clínica 42 del Seguro Social de Puerto Vallarta
Intervención de urgencia
Ya cerca de las 3:00 de la mañana, cuando nuevamente fue revisada, el médico se percató que los latidos del corazón del bebé eran muy débiles, entre 55-51 latidos por minuto -según Maciel-, por lo que indicó que era necesario practicar cirugía, ya que le vida del niño corría peligro, le explicó el galeno a la joven madre, quien cuestionaba por qué no habían hecho eso antes, cuando lo había solicitado.
Previo a entrar al quirófano, Maciel preguntó por sus plaquetas, pero un doctor respondió que no había plaquetas, que habían solicitado unas, pero para otro paciente y que dudaba que hubiera más.
“Cuando me intervinieron yo estuve consciente, pero nunca escuché llorar a mi bebé”, relata Maciel, seguido de explicar que poco antes de las 4:00 de la mañana, ya en el área de recuperación, llegaron los dos ginecólogos y el director del hospital.
La doctora le dijo que, debido a sus niveles bajos de plaquetas, el bebé no había recibido suficiente oxígeno y que había fallecido. Posteriormente, la causa de muerte resulto ser otra: “Asfixia Perinatal y Síndrome de Aspiración de Meconio”, tal como describe el certificado de defunción con número de folio 170322060 expedido por la Secretaría de Salud y el acta de defunción número 695 que entregó la Oficialía 1 del Registro Civil a los padres, con fecha del 1 y 2 de julio de 2017, respectivamente.
Sólo unos minutos
Entre lágrimas, la joven madre relató que les pidió a los doctores ver a su hijo. “Ya fue que lo mire. Su color era moradito. Ya estaba moradito. Ya estaba frío mi bebé. Fue el tiempo que lo puede tener. Como 5 minutos nada más.”
Durante el tiempo en que Maciel estuvo hospitalizada, su esposo Abraham sólo era informado por el personal del Seguro Social que ella y el bebé estaban bien. Pero fue hasta casi las 4:00 de la mañana que le permitieron ingresar a ver a su mujer. Posteriormente fue informado de lo sucedido.
Que se investigue y concientice

Luego de sospechar una posible negligencia médica en el hecho, Abraham emprendió recursos legales en contra del IMSS y de quién o quienes resulten responsables del fallecimiento de su hijo ‘Eliot’, como llevaría por nombre su primer varón.
Al respecto, la Fiscalía General del Estado inició la Carpeta de Investigación Judicializable 3298/2017, con la cual investiga el hecho.
Por su parte, Maciel y Abraham, con el apoyo de sus familias, llevarán a cabo una marcha pacífica este sábado 29 de julio, partiendo a las 6:00 de la tarde del exterior de un reconocido hotel de la ciudad hasta llegar a la clínica 42 del Seguro Social.
El objetivo de esto, explican los padres, es crear conciencia en los médicos, “que chequen bien (a los pacientes). Que no vuelva a pasar esto (…) que vean que son vidas las que están en sus manos. Lograr que tengan más atención. Que no ‘nomás ya paso’ y como si nada y que no vuelva a ocurrir.”
Con esto también -agregan- “decidimos alzar la voz y no quedarnos callados como lamentablemente muchos lo han hecho y por eso siguen suscitándose estas cosas. Porque no hablamos”.