Se pone de manifiesto la necesidad de tener en cuenta la capacidad de percepción de los distintos gustos a la hora de pautar nuevos hábitos de alimentación
Las personas con sobrepeso sienten menos el sabor que las que no lo son. Esto está influenciado por la genética, lo que puede ser determinante -a futuro- para diseñar hábitos de alimentación personalizados y más eficaces.
Los científicos demostraron una “relación inversa entre el peso, obesidad y perímetro de la cintura y la percepción del sabor”, aunque reconocen que los resultados “no permiten saber si esta relación es causa o consecuencia”.
Una nueva hipótesis para la obesidad
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“Las conclusiones demuestran que la inflamación que suele existir en la obesidad es capaz de destruir las papilas gustativas”. La posibilidad de que las personas con menor capacidad de saborear sienten la necesidad de comer más alimentos para conseguir que el gusto llegue hasta el cerebro y así parar, “lo que podría llevar a la obesidad”.
Los científicos identificaron por primera vez un gen relacionado con la percepción del sabor denominado “LRRC2”. Se le descubrió gracias al análisis del genoma de los participantes y que, “curiosamente también está vinculado al asma y otras enfermedades pulmonares”.
“Es un dato raro porque hace unos años se descubrió que algunos receptores del sabor, fundamentalmente el gusto amargo, además de estar en la lengua, se encontraban también en el pulmón”. (Con información de TN)