“No hay condiciones equitativas para trabajar en la playa del Holi”

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La señora Rosi reclama que a ellos como vendedores no los dejan ofrecer sus productos en la playa del Holi y a otros vendedores sí. Acusa que los tienen señalados y, con 16 años trabajando en la entrada al mar, empieza a sospechar que se trata de algo personal contra ella.

Explica que su negocio es limpio, conocido por los hoteleros de la zona y que los productos ofrecidos son de calidad, pues no ofrece aperitivos“asoleados” o llenos de arena. La venta es su sustento y lo cuida, sin embargo, por cuestiones administrativas le han bloqueado el acceso con su carrito, argumentando que daña a las especies de la zona.

La presión del Ayuntamiento por no dejarla trabajar se incrementó en 2022, cuando la llegaron a sacar de la playa del Holi, y 2023, donde acusa que la tienen bien vigilada.

En una entrevista exclusiva con GST Medios, Rosi explica que sufre acoso por parte del personal de licencias, que no la deja entrar siquiera a la parte de la arena.

“Tengo los papeles en regla y cuando me dan negativas, busco arreglarlas de manera diplomática. Pero esto ya es desesperante. Nos están vigilando desde que llegamos en la mañanita hasta que nos vamos. Incluso me pasaron a dejar una información al trabajo cuando, por ley, me la tenían que haber dado en mi domicilio”, detalla.

Con el paso del tiempo, Rosi empezó a notar cosas extrañas en los documentos proporcionados por el Gobierno, pues le invertían los apellidos a los nombres y ponían condiciones que no se adaptaban a su situación, pues le permitían estar y vender, pero no llevar su carrito con cocos u otros productos para cortar, servir y atender a los que pidieran sus servicios.

“Está viciada de origen al estar errónea la fecha de la resolución asentada en el acto de notificación. Así mismo, la resolución de negativa de solicitud de permiso transitorio se encuentra viciada de origen al contener datos diferentes a los manifestados en mi solicitud de permiso transitorio, quebrantando las normas en las que deberían fundarse”, se puede leer en el recurso de revisión enviado por ella.

“No hay condiciones equitativas para trabajar en la playa del Holi”

Rosi no es la única que se ha visto perjudicada por lo que está pasando en la playa del Holi, pues cientos de personas que venden ahí están viendo una mayor cantidad de restricciones cuando intentan trabajar para vivir.

“No es que quite mucho espacio. Lo que necesito y tengo para trabajar es un carrito movible, una mesa y una silla. No pueden decir que estoy invadiendo la playa porque es una superficie de 9 mts cuadrados. ¿Por qué a nosotros no y a otros sí? Cuando les he preguntado me dicen que porque ellos lo solicitaron hace años, pero yo tengo más de 10 años aquí y antes trabajábamos de manera tranquila”, reclama Rosi.

Pero eso no es todo. Tuvo que pagar un trámite para ella y otra persona, que ahora es dinero perdido, y se encuentra pidiendo apoyo para que la dejen trabajar, pero recibe puras respuestas negativas.

“El permiso sale en 35 mil pesos. Pagas un ticket para que se haga el trámite y este documento se manda a México. De allá depende la autorización, pero deben de venir a revisión del área y no se presentaron acá. Mi negativa me llegó, pero no revisaron nada de lo que hago. Yo ya tengo pagado el trámite, se pagaron en las oficinas el de mi esposo y el de mi cuñado. Fueron 70 mil pesos y de ninguno de esos permisos recibimos el “Sí”. Estoy peleando porque parece que ese dinero lo dieron por perdido en SEMARNAT”, indica

“Hay problemas mayores que mi puestito”

Rosi abunda que en la Playa del Holi hay tiradero de aguas negras por parte del restaurante, uso de caballos que ponen en peligro a las tortugas y locatarios que derraman una mayor cantidad de basura que ella, pero que los perseguidos y molestados son ellos.

“Me dijeron que por las tortugas no me podía poner aquí, pero yo recojo todo cuando me voy. Son mayores peligros para las tortugas los caballos o las personas que pasan, las agarran y se las llevan. También hay vendedores “pirata” que no cuentan con permisos para estar, pero se instalan, los corren las autoridades y cuando se van los elementos, se regresan y siguen vendiendo”, lamenta.

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