En el marco del jueves santo, el papa Francisco dedicó su homilía a los sacerdotes, médicos y enfermeras que se esfuerzan por sanar a los enfermos.
El Papa Francisco honró hoy a los “santos” que combaten el coronavirus, sacerdotes servidores o médicos y enfermeros, en una inusual misa de Jueves Santo en la basílica de San Pedro, prácticamente vacía para evitar contagios.
“Hoy querría expresar cercanía a todos los sacerdotes, desde el más reciente ordenado hasta el Papa, porque todos somos sacerdotes”, empezó el pontífice, en un templo se diría que espectral.
Francisco basó su homilía improvisada en el concepto del servicio y, por ello, empezó recordado a los sacerdotes muertos por asistir a los enfermos con el virus, que cifró en más de 60 en Italia, pero también a los médicos y enfermeros que han perdido la vida.
Son, como ha repetido en otras ocasiones, “los santos de la puerta de al lado”, apegados a la sociedad a la que sirven.
El Papa ofició esta misa de Jueves Santo, que conmemora la Última Cena e inaugura el Triduo Pascual, prácticamente en solitario dentro de la basílica de San Pedro del Vaticano, debido a las restricciones impuestas para evitar la propagación del coronavirus.