Alaska, la ruta salvaje de los Estados Unidos

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Alaska es uno de los cincuenta estados que, junto con Washington D. C., forman los Estados Unidos de América. Su capital es Juneau y su ciudad más poblada es Anchorage. Está ubicado en el extremo noroeste de América del Norte, en la región Oeste del país, división Pacífico. Limita al norte con el océano Ártico, al este con Canadá, al sur con el océano Pacífico y al oeste con el mar de Bering (océano Pacífico). Con 1 717 856 km² es el estado más extenso del país y el séptimo del mundo, por detrás de la república de Sajá (Rusia), Australia Occidental, Krai de Krasnoyarsk (Rusia), Groenlandia (Dinamarca), Nunavut (Canadá) y Queensland (Australia); con 710 231 habs. en 2010, el cuarto menos poblado —por delante de Dakota del Norte, Vermont y Wyoming, el menos poblado— y con 0,41 hab/km², el menos densamente poblado. Fue el penúltimo en ser admitido en la Unión, el 3 de enero de 1959, como el estado número 49, solo antes que Hawái. Es el estado con mayor proporción de empleados públicos respecto de la población.

Alaska recibe el nombre del vocablo aleutiano alyeska o alaxsxaq, que significa “tierra grande”, o más literalmente, “el objeto contra el que la acción del mar es dirigida”.​ La bandera de Alaska representa, sobre fondo azul, las estrellas que forman la constelación de la Osa Mayor y, en la esquina superior derecha, la estrella polar.

El 30 de marzo de 1867, Estados Unidos compró Alaska del Imperio ruso, por 7.200.000 dólares.6​ Estados Unidos trató, durante las primeras décadas del siglo XX, de mejorar las comunicaciones (sobre todo para conectar Alaska con el resto de los Estados Unidos por ferrocarril), y promover la colonización del valle de Matanuska. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial y las batallas navales en las islas Aleutianas con Japón cambiaron el rumbo de la política de los EE. UU. en los asuntos de Alaska. Así, en 1942, se construyó en meses una carretera de comunicación (la Autopista Alaska) para garantizar la defensa del Territorio de Alaska, a la vez que establecieron nuevas bases militares (por ejemplo, de radares) y se promovieron asentamientos civiles. El final de la guerra mundial y el comienzo de la Guerra Fría aceleraron la necesidad de integrar este territorio a la Unión. En 1959, Alaska fue finalmente aceptada como el 49º estado de los Estados Unidos de América.

El descubrimiento de yacimientos petrolíferos ha permitido un enorme crecimiento económico en Alaska durante las últimas décadas, pese al aislamiento geográfico y a las duras condiciones de vida. El mayor hito de su desarrollo ha sido la construcción, a partir de 1974, del Trans-Alaska Pipeline, un oleoducto de 1.269 km que une la Bahía Prudhoe con el puerto de Valdez. Pero el petróleo también ha sido el origen de ciertos desastres, como el accidente ocurrido en 1989 cuando el superpetrolero Exxon Valdez encalló en las aguas de Alaska y provocó una marea negra que ha sido calificada como uno los mayores desastres ecológicos de la historia, el desastre del Exxon Valdez.

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