Los efectos del alcohol alteran el funcionamiento de los neurotransmisores del cerebro provocando trastornos físicos y psíquicos
“El alcohol reduce drásticamente la calidad del descanso por la noche”, asegura investigadora.
El tomar alcohol interfiere con la actividad cerebral por la deshidratación y puede provocar la falta de sueño.
El alcohol modifica los ciclos de sueño haciendo que no se desarrolle como deben. Dicha alteración provoca un sueño fragmentado y de mala calidad.
La sustancia elimina un descanso más satisfactorio, en donde ocurren los sueños llamada fase MOR (movimiento ocular rápido). El cuerpo tiende a caer en un sueño profundo, y sólo entra en la fase una vez que el cuerpo sintetizó el alcohol.
Expertos recomiendan no tomar más de la dosis diaria indicada. A los hombres se les recomienda no tomar más dos vasos de cerveza y a las mujeres no más de un vaso de 250 mililitros, dicen los resultados de una encuesta realizada por el gobierno del Reino Unido.
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Los efectos del alcohol alteran el funcionamiento de los neurotransmisores del cerebro provocando trastornos físicos y psíquicos.
Las consecuencias de dichas alteraciones pueden aumentar la ansiedad y los sentimientos de estrés o depresión. Además los desórdenes del sueño como el insomnio que puede generar un trastorno de ánimo.
A largo plazo, también se pueden generar problemas graves como fallos cardíacos, hipersensible, entre otros.
Además, el alcohol impide que el cerebro libere vasopresina (hormona antidiurética), un químico que le avisa a los riñones que reabsorban agua que, de otra manera seguiría hacia la vejiga. Sin esta señal, el tomador necesita ir más veces al baño. Y esta pérdida de agua puede provocar un dolor de cabeza que nace del centro del cráneo.