El endeudamiento del municipio, el nulo trabajo por la ciudad y el encubrimiento de los anteriores gobernantes no son combustible suficiente para que los regidores de oposición funjan como tal y son más ‘levanta dedos’ al servicio del alcalde.
Puerto Vallarta tendrá un trienio complicado por la inexperiencia y desorden de quienes tomarán las decisiones, y la falta de voluntad de quienes, en principio, deberían fungir como oposición ante tales atropellos.
El viernes pasado, fue aprobado por unanimidad un préstamo por hasta 86 millones de pesos para hacer frente a los gastos de la administración en el final del año.
Este tipo de préstamos, que no son otra cosa que deuda para la ciudad, se ejecutan de manera cotidiana, aunque eso no significa que sea una práctica sana y que no debiera regularse.
Pero el préstamo como tal no es lo más negativo de esa sesión, sino la actitud de los regidores de oposición, que lejor de fungir como tal, son más unos ‘levanta dedos’ al servicio del presiente.
Guadalupe Guerrero, Diego Franco y Candelaria Tovar, del Movimiento Ciudadano, además de Luis Munguía, Francisco Sánchez y Carla Castro, del Partido Verde, deberían ser el contrapeso que se requiere, cuestionando, poniéndo el dedo sobre el renglón a la hora de indagar sobre el gasto público y, sobre todo, promoviendo y presionando sanciones a quienes hayan dejado las arcas municipales en la decadencia en que se encuentran.
Sin embargo, lejos de ser oposición y presionar al alcalde Luis Michel para que deje de solapar a sus antescesores, han preferido callar, cuidar sus figuras y no adentrarse en problemas que, en lo futuro, podría dejarlos sin oportunidades. Es decir, tienen más ganas de cuidarse ellos, que de cuidar el dinero de los vallartenses.
De los naranjas no se espera mucho, pues presionar a Luis Michel para que investigue a los ex presidentes sería dispararse en el pie. Ni Lupita, ni Diego ni mucho menos Candelaria, presionarán para que investiguen a Ramón Guerrero ‘El Mochilas’ y a Arturo Dávalos, pues ellos los colocaron donde ahora están.
Pero los verdes, ellos que, en teoría, no tienen compromisos con el pasado, deberían alzar la voz para pedir denuncias, investigaciones y sanciones a quienes resulten responsables; lamentablemente lo único que han levantado es su mano para votar a favor de todo lo que dice el alcalde.
La oposición es necesaria en todos los gobiernos, pues son ellos los que deberían velar por los intereses de las autoridades, pero, otra vez, Puerto Vallarta no tendrá dignos representantes y serán 3 años gobernados por gente inexperta y sin regidores que los expongan ante la ciudadanía.