Seis hábitos que ayudan a reducir el riesgo de tener alzheimer

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Está demostrado que los sentimientos de autoeficacia y de autoestima, que conforman la “actividad social”, se relacionan con el mantenimiento de la función mental

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Las probabilidades de desarrollar demencia son un 32% más bajo en personas con un alto riesgo genético si siguen un estilo de vida saludable, en comparación con aquellos que no (los científicos definieron como peor estilo de vida el de los fumadores, bebedores habituales que no practicaban ejercicio y que no seguían una dieta equilibrada). “No hay garantías, algunas personas hicieron todo lo correcto y aún así desarrollaron demencia. Pero lo que sugieren nuestros hallazgos es que puede ser posible reducir su riesgo en aproximadamente un tercio viviendo un estilo de vida saludable, independientemente de su riesgo genético”.

Las claves para prevenir la demencia

La prevención consiste en llevar un estilo de vida saludable para conseguir envejecer mejor, y no se trata de atajar un solo factor de riesgo (dejar de fumar, por ejemplo), sino todos ellos juntos.

Ejercicio físico, una costumbre vital

Un ejercicio físico regular y no explosivo se asocia a un mantenimiento de la función cognitiva, y a un retraso del comienzo del alzhéimer. El ejercicio aeróbico puede mejorar a corto plazo el rendimiento de adultos sanos en su memoria, atención y velocidad de procesamiento en comparación con la práctica de otro ejercicio no aeróbico, como los estiramientos o la tonificación.

La importancia de las relaciones sociales

Está demostrado que los sentimientos de autoeficacia y de autoestima, que conforman la denominada “actividad social”, se relacionan con el mantenimiento de la función mental. Los estudios muestran que la integración social más activa serviría para neutralizar el estrés de la vida cotidiana y su efecto neuroquímico (hormonal), que no resulta demasiado bueno para el cerebro.

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La estimulación mental no acaba en el colegio

Los niveles de educación se asocia a una mayor probabilidad de mantener el buen funcionamiento cerebral en el tiempo. La pregunta sería si nos referimos a la educación en edad infantil y juvenil, o a una educación más prolongada en el tiempo; es decir, a cualquier edad, de tal manera que mantuviéramos una estimulación mental continua.

La prevención se extiende al terreno cardiovascular

Su papel es crucial en el deterioro mental asociado a la edad. Y, además, la gravedad de los síntomas cognitivos en personas con enfermedad de Alzheimer se incrementa sustancialmente por la existencia de factores de riesgo vasculares. Dichos factores son: hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes, enfermedades cardíacas y tabaquismo, siendo la diabetes el fundamental.

La salud entra por la boca

Algunos estudios apuntan que la ingesta de pescado al menos una vez por semana podría producir una reducción del 60% del riesgo de alzheimer, así como un enlentecimiento del deterioro cognitivo. Mientras el consumo elevado de grasas saturadas y de cobre incrementaría sinérgicamente el deterioro cognitivo, los ácidos grasos omega 3 podrían relacionarse con un menor incremento de la enfermedad.

La importancia de la motivación

Hay que procurar ser felices, tener ilusión por vivir, por disfrutar de todo lo que te rodea, porque la propensión a la aflicción se ha relacionado con una aceleración del deterioro cognitivo. Enfermedades mentales como la depresión se han vinculado a una mayor pérdida de neuronas, pues la pérdida de interés y emociones es algo que está presente en casi la mitad de las personas con demencia.

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