El familiar de dos de los pequeños que antes habitaban en el albergue Vida Nueva comenta que ambos menores se llegaron a escapar del lugar en algún momento y que las autoridades le mentían descaradamente diciendo que los niños seguían bajo su cuidado y en buenas condiciones, cuando en realidad, no sabían donde estaban y tenían lesiones en sus brazos por mordeduras humanas.
Uno de los familiares de dos menores de edad (un niño y una niña) que anteriormente habitaba el albergue Vida Nueva (y cuya identidad permanecerá anónima) nos compartió información sobre su caso, confirmando que en el lugar las cosas no se han estado haciendo bien.
Comenta que desde finales de diciembre del 2024 sus sobrinos fueron recogidos por el DIF y reubicados en el refugio Vida Nueva, pero que le pidieron que llamara a las oficinas hasta el día 7 de enero del 2025 cuando se acabara el periodo vacacional, cosa que hizo, y nuevamente le pospusieron la fecha para el día siguiente 8 de enero.
Al volver a comunicarse lo atendió la licenciada Soraida, quien le dijo que debían de esperar la resolución de la Fiscalía para darle información ya que los papás de los pequeños habían sido denunciados por maltrato infantil, discurso que le mantuvo hasta el 16 de enero.
El 16 de enero su sobrina junto con otra niña se escaparon del albergue y llegaron a la casa de uno de sus familiares, ahí, cuando le preguntaron por su hermano dijo que estaba castigado en un cuarto y no lo había visto. Al inspeccionar a las infantas se da cuenta que tienen lesiones muy marcadas por mordeduras humanas.
Ante esta situación, nuestra fuente anónima decidió ir en ese momento a las instalaciones del refugio Vida Nueva a pedir informes sobre sus sobrinos, y dice que le mintieron descaradamente diciéndole que los dos niños estaban bien y que necesitaba ir a las oficinas centrales del DIF a sacar un oficio para poder verlos; cuando ya bajo tenía en su custodia a uno de ellos.
Así que regresó a la casa donde estaba su sobrina y la llevó a la Fiscalía a levantar una denuncia para que investigaran y dieran con los responsables del maltrato a la menor; además, de que posterior a eso acudió a Derechos Humanos a poner una queja.
El día 20 de enero se entera que desde el 16 de enero su sobrino también se había escapado, por lo que llamó inmediatamente al albergue para pedir verlo, recibiendo nuevamente como respuesta que debía de ir por un oficio a las oficinas centrales del DIF.
El 21 acude al DIF y ahí se encuentra a su sobrino usando una chamarra color azul y con un semblante muy serio. Al pedirle que se levante las mangas se da cuenta de que contaba con cortadas en sus brazos, por lo que comienza a interrogar al personal del DIF y solo le contestan que no sabían nada, y cuando quiso averiguar más preguntándole directamente a su sobrino le dicen que el tiempo de convivir con el niño había acabado.
Después de esto, tuvo una breve reunión con la delegada de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PPNNA) del DIF Jalisco, quien le dijo que no había necesidad de continuar con los procesos que había abierto en Fiscalía y Derechos Humanos, pero que respetaba que así lo quisiera, además, le dio su palabra de no mover al niño de lugar si era lo que quería.
Sin embargo, nos dice que el viernes 24 de enero recibió una misteriosa llamada en la que le comentaron que su sobrino estaba en el aeropuerto, y cuando le preguntó porqué estaba ahí le contestaron que se habían equivocado y colgaron.
El lunes volvió a ir al DIF a pedir informes sobre el menor, solo le mostraron una foto de él y le comentaron que estaban trabajando en reintegrarlo, pero no le quisieron dar más datos.
Con este caso, queda en evidencia el deficiente trabajo que han estado haciendo en el DIF de Puerto Vallarta: descuidando a menores de edad, mintiendo y ocultando información, y no hacerse responsables por sus actos que afectan a un sector tan vulnerable como lo es la niñez.